Imagen: Lucía Grossman
En
un modelo de liberalización financiera y comercial, el sector externo
genera fuertes desbalances que generalmente son cubiertos por formidable
endeudamiento (público y privado) y por devaluaciones. En este último
caso, siempre terminan produciendo efectos temporales y no resuelven en
el largo plazo los desequilibrios. El rojo externo se trata de resolver
vía una fuerte restricción fiscal y monetaria, tal como lo plantea el
gobierno argentino y lo acuerda el FMI. Todo a cambio de una gran
recesión y un profundo deterioro de la situación social.
Mientras tanto, la fuga de capitales y los servicios de la deuda
externa siguen erosionando las divisas con las que podría contar el país
para mejorar su situación.
Los datos del Balance Cambiario de diciembre son claros en este
aspecto. No obstante, resulta difícil reseñar la evolución de los flujos
de dólares en el país durante 2018, dado que hay comportamientos
diferentes entre el primer semestre y el segundo. En el medio,
influyeron “el período de inestabilidad cambiaria abril-septiembre” como
lo define el BCRA en el documento citado, y las medidas posteriores
acordadas con el FMI.
Se podría simplificar al extremo mencionando que el incremento de
reservas internacionales de 11.297 millones de dólares en todo el año
estuvo dado principalmente por el ingreso del swap con China (8750
millones). Una primera aproximación, puesto que el saldo total se
compone por multiplicidad de cuentas, que analizaré más en detalle.
De hecho, ¿cómo juega entonces el récord de fuga de capitales
(constituida principalmente por las compras de divisas en billetes) que
alcanzó a 27.230 millones de dólares en todo el año? Dicha salida se
equipara con los dólares ingresados por los préstamos del FMI por 28.264
millones. No es una comparación caprichosa, ratifica el conocido
fenómeno del endeudamiento externo utilizado para posibilitar la fuga de
capitales en los modelos ortodoxos, y que se verificó en nuestro país
tanto en la dictadura cívico militar del 76 como en los noventa.
La fuerte devaluación producida impactó en varios ítems. La Cuenta
Corriente es uno de ellos, puesto que mejoró el saldo de Bienes, y se
produjo una leve baja en el déficit de Servicios (principalmente pagos
por turismo). Además se redujo la remisión de utilidades de las
multinacionales al exterior, debido a la reducción de las ganancias en
términos de dólar por la devaluación y en parte también a la recesión
imperante. No resulta novedoso decir que el ítem inmutable, y que
incluso evidenció un crecimiento, fue el pago de intereses de la deuda
externa: por esta vía se fueron 9300 millones de dólares, un tercio de
todo el financiamiento recibido del FMI en el año.
En la Cuenta Financiera, los datos revelan la reducción del
financiamiento del exterior, si bien se comenzó con un enero en el cual
el Tesoro Nacional pudo endeudarse en dólares en el mercado por cerca de
9000 millones de dólares, antes de la fuerte sequía de crédito. Los
préstamos financieros y líneas de crédito al sector privado fueron
levemente negativos, cuando en 2017 proveyeron un financiamiento de
10.000 millones. La inversión neta de cartera de no residentes, por
definición especulativa y asociada con el denominado “carry trade”,
arrojó el año pasado un déficit de 6184 millones, cuando en 2017 generó
ingresos por 9900 millones.
Esta evolución indica las razones por las cuales se reemplazó el
financiamiento privado (de los mercados) por el de organismos
internacionales o acuerdos bilaterales. Es que el fuerte endeudamiento
en dólares que fue acumulando el gobierno macrista desde su inicio, en
especial a corto plazo, generó gran incertidumbre sobre su pago. Una
incertidumbre que no se soluciona con el acuerdo con el FMI, sino que,
en el mejor de los casos, se demoraría hasta el 2020, cuando vencen unos
34.600 millones de deuda (12.800 millones en dólares y 21.800 millones
en pesos) y el FMI sólo otorgará 3900 millones en todo el año. Sin duda,
se han sembrado las semillas de un gran condicionamiento para el
próximo gobierno.
* Presidente Partido Solidario.
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