Todos
los involucrados directamente o no en la causa por las fotocopias de
los cuadernos del chofer Oscar Centeno están sorprendidos. No terminan
de entender a título de qué los fiscales Carlos Stornelli y Carlos
Rívolo pidieron la prisión preventiva del poderoso empresario Paolo
Rocca. Desde lo jurídico, el dictamen se explica por sí mismo: si por
igual delito a Juan le dictaron la preventiva y Pedro ya está preso, no
hay razones para que José tenga un trato preferencial. Igualdad ante la
ley, se llama.
Si ese principio, el de la igualdad ante la ley, rigiera plenamente
en la Argentina, no habría más que explicar. Pero –pruebas a la vista–
ello no ocurre. En un sistema judicial que mantiene libres a condenados y
presos a meros sospechados sin condena, que al que confiesa un delito
le permite la libertad y al que lo niega lo encarcela, la igualdad ante
la ley es un sofisma. "El juez afirma la existencia de riesgos
procesales sin revisarlos y dicta prisiones preventivas, y a la vez
mantiene la libertad a los imputados que cedieron al apriete vía ley del
arrepentido. Mientras, aquellos que ejercieron su derecho
constitucional de defensa fueron derecho a Marcos Paz o, a lo sumo,
están en prisión domiciliaria", reflexionó el defensor de un procesado
que no está en una cárcel.
En ese contexto, el pedido de prisión preventiva para Rocca es un
enigma. Un mensaje encriptado, cuyo texto y destinatario son aun
incomprensibles para los propios protagonistas. Stornelli y Rívolo
formularon el pedido pero con la salvedad de permitirle al empresario
seguir en libertad. ¿Un oxímoron? Claramente no; se trata de algo más.
Como en una partida de póker, los tahúres parecen medir sus cartas.
Rocca insinúa que podría precipitar con una decisión de retiro de
inversiones una crisis económica que tardaría tres, dos, uno... en
llevarse puesto al gobierno. ¿Por qué le mojan la oreja a Rocca?, ¿por
qué lo torean con una eventual detención?
El origen, las cercanías políticas extra e intrajudiciales de
Stornelli, la sincronía con que hasta ahora se manejó con el juez
Claudio Bonadio en el expediente, descartan que el pedido de preventiva
sea sólo un ingenuo reclamo de igualdad con otros involucrados. Si ello
fuera así, no se explica por qué la fiscalía no apeló, ni buscó
profundizar seriamente la investigación contra el empresario Marcelo
Mindlin. En el ámbito empresario es mucho más grave que esté preso Rocca
que Mindlin. ¿En la esfera política es al revés?, ¿proteger a Mindlin
es más barato que encarcelar a Rocca?
Si esa es la ecuación, entonces se están moviendo en bambalinas
intereses y proyectos de futuro difíciles de imaginar. Menos aún en los
albores de un año electoral.
Planteado como está, el escenario es el de una bomba de tiempo
colocada en las puertas de la Cámara Federal porteña, en definitiva la
encargada de resolver si Rocca irá o no preso. Ese tribunal fue el que
parió la doctrina que permite meter presos a funcionarios ensanchando
los límites de los "riesgos procesales". No sólo eso: uno de los
camaristas que podría eventualmente tener que intervenir en la
apelación de los fiscales sobre Rocca es justamente Martín Irurzun. Por
su "doctrina", el exministro Julio De Vido está preso por un
incomprobable y fácilmente refutable "poder residual" para entorpecer
una investigación. Si De Vido, como diputado opositor al gobierno de
Cambiemos y en jaque permanente, conservaba poder para torcer el rumbo
de una investigación, ¿el poderoso Rocca no tiene esa misma capacidad?
Los dos están en la misma escena en la causa, uno sospechado de pagar,
el otro de cobrar. Uno está preso; sobre el otro pesa un pedido para que
también lo esté. Otra vez, la igualdad ante la ley en el tablero.
Cierto es que Irurzun parece atravesar un momento de opacidad en la
Cámara. Y quienes deben resolver el pedido de los fiscales son dos
hombres que se referencian en el "oficialismo judicial": Leopoldo
Bruglia y Pablo Bertuzzi (Irurzun sólo sería convocado ante un eventual
empate). "Es imposible que prospere. El costo político de cara al mundo,
por Vaca Muerta, sería devastador", opinó el abogado de un empresario
arrepentido ante la consulta de Tiempo.
Lo que resuelvan los camaristas –el pronóstico indica bajas
probabilidades de detención de Rocca– habrá que leerlo, como todo en
estos tiempos, con un prisma político antes que judicial.
Porque la relación entre la política y los fallos es como los
fantasmas. Aún los que aseguran que no existen reconocen en la
intimidad: "que los hay, los hay". «
Fuente:Tiempo Argentino
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